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"La Casona de la Esquina" II

Introducción

 

Solo nosotros, fuimos testigos de los acontecimientos de aquel pueblo perdido en el mapa de los humanos, ustedes seguramente viajaron junto a los demás. Todos continúan allí desde siempre y por siempre. Después de aquel día, una pareja se sumo a los seres de aquellas calles, casas, negocios y desde luego, al enorme y frondoso árbol que continua protegiendo, a todo aquel que bajo su sombra solo aspira a amar y ser amado.

Las negatividades allí no existen, solo la alegría, la responsabilidad de uno con el otro y tanto el día como la noche, tienen el mismo valor e intensidad.

Algunos animales que fueron muy amados y protegidos por sus dueños, permanecen por siempre en las mismas casas, establos y praderas, demostrándoles siempre lo maravilloso que es estar en una comunidad como aquella.

Las mas felices eran las plantas, flores de todos los tipos y colores, siempre son atendidas con verdadero esmero. Los maceteros de las casas y comercios, pertenecen a cualquier tiempo y entre ella conversas en silencio, de los sufrimientos de otro lugares, que generalmente alguna que otra ave viajera, principalmente las palomas les comentan sobre las demás zonas cercanas.

El tiempo no existe, simplemente pasa para todos los demás, pero para aquellos seres, lo mismo se les puede ver en sus actividades de mañana, tarde, noche o madrugada. Los que mas

disfrutaban de todo el espacio de aquel lugar con sus juegos callejeros, son los niños, que ningún adulto les reclama por el simple hecho de encontrase en las calles a cualquier tiempo, o mas bien hora de las que los humanos tienen para separar el transcurso del día.

El punto mas real que cualquiera puede identificar en la distancia al aproximarse a este pueblo, es su permanente arcoíris que nace desde lo alto del follaje de aquel Boabad. Siempre está ahí, en cualquier tiempo, bajo cualquier tormenta de lluvia o los momentos mas desbastadores y fuertes de cualquier época del año. Algunos viajeros que temen pasar cerca de allí, comentan que en la distancia, cuando ven el arcoíris y en el reto de las demás zonas no llueve absolutamente nada, una nube permanente se mantiene por varios días y semanas para refrescar todo el ambiente.

Algunos de aquellos viajeros, los clásicos aventureros, han llegado hasta el mismo centro del pueblo, cuando esta lluvia se ve caer. Nunca se han sentido tan bien de haber recibido en sus cuerpos, comentas otros, aquella maravillosa lluvia que mas que eso, parece que sus gotas, llevan algo especial que las hace lumínicas en pleno día y con mucha fuerza cuando la luna quiere cubrir todo el pueblo con su manto de paz.

Cuentan los que han logrado acercarse a las inmediaciones del pueblo, que en una ocasión, alguien se subió a una camioneta abandonada y quiso ponerla en marcha. Luego de varios intentos fallidos, comenzó a funcionar el motor suavemente. Cuando intento poner alguna de las velocidades para ponerlo en marcha, la tierra árida, como si fuese una lava ardiente por el calor que expedía, se fue abriendo y se trago la camioneta junto a la persona y jamás se supo mas de aquel incidente. Solo quedo en la superficie de aquel terreno, el bolso rojo de diario de la profesora Isabela con todos sus papeles y documentación. Nadie nunca se atrevió a tomar aquel bolso, la mayoría comentaba que estaba endemoniado y que con seguridad se podía tragar a cualquier intruso en aquella arena caliente como lava de volcán. También están los que no temen a ninguna leyenda ni comentario de esquina y aseguran que aquel bolso rojo sucio con todo el polvo de aquellos caminos, se encuentra e uno de las ramas de aquel gigantesco árbol en la pequeña plaza del pueblo y que de el mismo bolso es que se caer, como regadera de jardín, el agua que riega las plantas que están alrededor del tronco del Boabad.

Al paso de algunos meses, quizás tan solo unos seis, después de aquellos incidentes en aquel pueblo abandonado, una patrulla militar de Naciones Unidas hacia un recorrido de rutina en aquella región. Todas las casas estaban totalmente abandonadas y destruidas. Solo a la entrada del pueblo, después de la torre destruida del aeropuerto, vieron aquella vieja camioneta abandonada que tan solo tenía dentro, un gran bolso de color rojo. En su interior encontraron la documentación de aquella simple profesora llamada Isabela Galano Cardozo. Aquella patrulla estaba acostumbrada a los rigores propios de las guerras, pero nunca había vito un árbol tan grande, en medio de lo que fuese la plaza de aquel pueblo, que a pesar de de las destrucciones en general, mantenía un jardín a todo su alrededor con muchas flores recién plantadas, con la tierra humedecida de esa misma mañana.

 

Este fue el informe que aquella patrulla comunico por radio a sus superiores.

“Siendo las 14:45 divisamos a unos 2 kilómetros, la torre destruida de un aeropuerto civil según los planos que nos suministraron. A tan solo unos 200 metros de ese punto, se divisaba un enorme arcoíris que brotaba aparentemente del pueblo que debíamos rastrear. La patrulla se fue acercando con mucha cautela, temiendo que se tratase de alguna emboscada o que el terreno estuviese minado. Nos dividimos en dos grupos y comenzamos nuestro recorrido. Nuestro grupo diviso a la entra del pueblo una vieja y abandonada camioneta con algunas mantas en la parte trasera y en el asiento delantero del pasajero, un bolso rojo de mujer con algunos papeles, notas dentro de una carpeta muy bien protegida. También se encontraba la documentación de la supuesta persona a la que perteneciera este bolso, identificación de una misión religiosa en esta misma región, un pasaporte de procedencia hispana, correspondiente a Isabela Galano Cardoso y una tarjeta de un banco radicado en Suiza. En el pueblo no hay seres humanos vivientes, todo esta abandonado.

Espero órdenes para determinar mi lugar de ubicación y que hacer con este bolso y sus documentos. Cambio y fuera”.

Esta fue la respuesta que dieron a la comunicación.

“Envíenos por código su ubicación. Investiguen que paso con las personas de ese pueblo, busquen pistas y posibles pruebas. Tomen el bolso de esa persona y devuélvanlo al lugar donde radica la misión religiosa con todo lo que contiene dentro. Tomen algunas fotos del lugar como pruebas de su trabajo y retírense lo antes posible. Cambio y fuera.

Entendido, cambio y fuera”.

Para continuar con esta historia, ir a "CONTACTO", envíe un mensaje y le responderé con el resto, gracias por su tiempo y apreciación.

Derechos reservados de Arturo A. Palomino
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